sábado, 27 de febrero de 2010

El diario de Ana Frank

He vuelto a releer el Diario de Ana Frank. Comentar todo lo que la recuperación de este libro me ha provocado precisaría de muchas líneas en torno a las evocaciones de otras lecturas y de otras referencias documentales y cinéfilas. Lo más impresionante para mí fue visitar hace tres años la Casa Museo de Ana en Amsterdam (Anne Frank Huis). Es tan desolador todo lo que hay en torno a este escondite, a su corta vida, a su trágico final, que hay que sobreponerse para tratar de encontrar una esperanza en el futuro de la condición humana. Y es difícil hacerlo porque día a día las consecuencias de aquellos sucesos se siguen haciendo presentes en todo el planeta: el estado de Israel reproduce en los territorios palestinos comportamientos que ellos como pueblo han sufrido, el terrorismo internacional que nos atenaza hunde sus raíces en estos episodios de la Historia, el sentimiento general de culpa y vergüenza que sintió el pueblo alemán - no sé si ya se puede utilizar el tiempo en pasado, máxime después de haber leído un reciente artículo publicado en el suplemento dominical del periódico El País que contaba cómo hasta ahora no se había prestado atención en la propia Alemania a la numerosa y heroica resistencia interna al nazismo que hacía más evidente la cobardía general-, ... tantas y tantas muestras de racismo e intolerancia de las que somos testigos (algunas aquí mismo, al lado de casa).

Jorge Guillén lo expresó muy bien en este poema que se incluía en su libro Clamor

La afirmación humana

(Anna Frank)

En torno el crimen absoluto. Vulgo,
el vulgo más feroz,
en un delirio de vulgaridad
que llega a ser demente,
se embriaga con sangre,
la sangre de Jesús.
Y cubre a los osarios
una vergüenza universal: a todos,
a todos nos sonroja.
¿Quién, tan extenso el crimen,
no sería culpable?
La noche sufre de inocencia oculta.
Y esa noche tú, por ti alborada,
a un cielo con sus pájaros tan próxima,
a pesar del terror y del ahogo,
sin libertad ni anchura,
amas, inventas, creces
en ámbito de pánico,
que detener no logra tus esfuerzos
tan enérgicamente diminutos
de afirmación humana:
Con tu pueblo tu espíritu
-Y el porvenir de todos.















1 comentario:

  1. Tengo que leer aún el diario de Ana Frank. Sí, resulta raro, con las veces que he pensado en ello y que he leído referencias sobre ella, no lo he leído.

    Y precisamente quería en estos momentos un libro con el que romper mi rutina de lecturas legales y forzadas y no he podido encontrar mejor referencia.

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