sábado, 22 de enero de 2011

Un escritor sin método




Finalmente, después de varios cambios de fecha, Philippe Claudel visitó Zaragoza. Por la mañana tuvo un encuentro con estudiantes de bachillerato que habían leído sus obras y, por la tarde, respondieron a su convocatoria un numeroso grupo de personas representantes de los distintos clubs de lectura del Programa Leer Juntos que se desarrolla en centros escolares aragoneses. El lugar elegido, salón de actos del IES Miguel Catalán, necesario para acoger al gran número de personas que se había interesado por asistir, parecía a priori demasiado frío y grande pero enseguida el escritor francés se mostró cercano y con muchas ganas de interactuar con el público presente. En estos diálogos entrecruzados en dos idiomas, francés y español, Claudel nos desveló algunas de las incógnitas que a todos nos provocan la lectura de sus libros además de que los presentes pudimos comprobar que la admiración de cuantos hemos leído su obra es compartida. El escritor nos explicó que su método es no tener método, que escribe si un plan trazado, que la historia va creciendo y tomando forma paralelamente en su imaginación y en el papel, ante lo cual alguna de las presentes manifestó la incredulidad de cómo un proceso tan espontáneo pueda producir obras con tamaña coherencia y redondez. También explicó que, por la misma razón, después de escribir sus tres obras más conocidas en España, Almas grises, La nieta del Señor Lihn y El informe Brodeck, cayó en la cuenta de que podían constituir una trilogía sobre la guerra y así se lo transmitió a su editor, para que estudiara la posibilidad de reeditarlas en este formato. Siguiendo la misma lógica, manifestó que no quiere hacer de la escritura su "modus vivendi", que sigue conservando su profesión de profesor, lo que le permite escribir con mucha más libertad, cuando quiere y sobre lo que quiere.

Sobre su conocimiento tan profundo de la condición humana, de los sentimientos y de las actitudes más miserables y despreciables, nos contó que proviene de su experiencia personal, de la observación, de las historias familiares que ha escuchado desde su más tierna infancia, de la historia y también de la introspección. Nos hizo llegar su reflexión de que la maldad es un impulso que anida en cada uno de nosotros, todos podemos sentirlo, la clave está en saber controlarla. Aunque no lo dijera ayer, hay otro factor que está muy presente en su obra , en la que se contempla cómo ese instinto malvado encuentra caldo de cultivo en determinadas circunstancias históricas y sociales. No en vano, en la charla evocó en varias ocasiones la guerra y especialmente los episodios tan trágicos que la humanidad ha vivido en el pasado y reciente siglo XX: las guerras mundiales, los genocidios, la carrera armamentística de destrucción total, ...

También se habló de su breve pero exitosa carrera cinematográfica, del profundo conocimiento del alma femenina que destila su película Il y a longtemps que je t'aime. El lo explicó basándose en la aportación de las dos actrices protagonistas y en que la influencia femenina en su vida personal ha sido constante, de hecho nos contó que siempre ha estado rodeado de mujeres en su familia y en su trabajo (y que le gusta).

Como conclusión de un encuentro tan intenso, yo me quedé con que el método de un autor que confiesa no tenerlo es uno que repitió varias veces a lo largo de la charla: "j'essaye de me mettre dans la peau du personnage" (trato de ponerme en la piel de los personajes). Sin duda, el mejor de los métodos.

miércoles, 12 de enero de 2011

Mª Elena Walsh. Recuerdo.

Ha fallecido Mª Elena Walsh. Tenía 80 años y una larga enfermedad agarrada a sus huesos pero su alma conservaba la niña de 8 años que siempre la habitó.

Una vez más, como ya me ha ocurrido en otras ocasiones, me siento apenada por dos motivos; primero y fundamental, por la pérdida de una persona cuya obra y figura ha formado parte de mi vida y me han proporcionado algunos de los momentos más felices de mi trayectoria profesional como maestra (cuántos docentes compartirán conmigo esta vivencia) y, en segundo lugar, el sentimiento de culpa que me embarga al descubrir precisamente en este momento, leyendo necrológicas sobre la ilustre autora, que su dimensión como creadora era mucho más amplia de la pequeña gran parte que yo conocía.

En este momento vienen especialmente a mi recuerdo dos de sus obras,

UN POEMA: La rana perdida que empieza así ...

¿Esta rana viene o va
por el río Paraná?
Interroga en guaraní
muy orondo un surubí.

–Pues chamigo, no lo sé,
le contesta un yacaré,
y sin duda no es de aquí
porque yo jamás la vi.


(No recuerdo cómo seguía y soy incapaz de encontrarla en la red, ¿alguien podrá ayudarme?)

UNA CANCIÓN en la voz de Rosa León (impagable su contribucion a la obra de Walsh en España)




Adiós a Mª Elena, nos quedan sus poemas y sus canciones para seguir siendo niños ...


jueves, 6 de enero de 2011

También la lluvia

Sabía que no me iba a defraudar y así ha sido. Siempre me han entusiasmado las películas de Iciar Bollaín. No sé si existe un cine de mujeres pero sí que hay determinadas películas que una directora sabe abordar con "otra" mirada. No sabría explicarlo bien pero cuando salí del cine, ya hace unos años, después de haber asistido a su película Flores de otro mundo que, en mi opinión, fue tan injustamente ninguneada en los premios Goya, pensé que la sensibilidad con la que se trataba el tema e incluso la elección del mismo sólo podía hacerlo una mujer. Lo mismo puede decirse de sus obras posteriores, Te doy mis ojos y Mataharis, cada una con sus peculiaridades. Pero También la lluvia es diferente. Las diferencias no son tanto de fondo, pues todas las películas se fundamentan en lo mismo: en la exploración de personajes y situaciones, en una combinación de humanidad y denuncia social. Es decir, en lo esencial del buen cine, de cualquier buena historia.

Sin embargo, la complejidad de esta última película es incomparable, el valor añadido de otros muchos asuntos que aquí aparecen la singularizan tremendamente. Desde el propio cambio de escenario, trasladado en esta ocasión al otro lado del océano, al paralelismo de actitudes y abusos históricos que se repiten, la denuncia de explotación de pueblos indígenas, la avaricia inherente al ser humano, la introspección en el mundo del cine, las contradicciones personales tan evidentes, la amistad, la dignidad de los seres humanos, ... todo ello la convierten en una caja de Pandora de la que afloran sobrados motivos para hacernos pensar largo y tendido sobre cada uno de los temas y de nuestras propia condición.

Una película para no perdérsela. Espero que le den el Oscar, pero si no es así, seguirá siendo grande.