viernes, 5 de abril de 2013

Voceando sensaciones

Llevo mucho tiempo sin asomarme a esta ventana, tengo tantas abiertas, tanto ruido en el exterior y tanto jaleo en el interior que no llego. Sin embargo,  hoy tengo un motivo para volver a abrirla, mejor dicho, dos motivos. Dos vivencias recientes merecedoras de vocearse y de dejar patente que, en estos tiempos en los que proliferan los miserables que piensan que todo tiene un precio, el Arte es una vía de redención y felicidad para los que no necesitamos de tanto. Les diré más, hay experiencias que parece que nos acercan a eso que los místicos llaman "vida contemplativa" y que no sólo no tienen precio sino que además se nos ofrecen gratis. En mi caso, están ambas a mi  alcance en  tiempo y en espacio.

La primera, es la exposición del artista Éric Joisel en el Centro de Historias de Zaragoza, una muestra insólita tanto por la calidad estética de las obras expuestas como por la técnica utilizada que no es otra que la del viejo arte japonés del origami (papiroflexia) entendido de la manera más libre y creativa que se pueda imaginar, no en vano se le considera como "el mago del origami". Imprescindible (hasta el 2 de junio).



Museo Würth de La Rioja
La segunda, ha constituido un descubrimiento sensacional. Se trata del Museo Würth de La Rioja. Un impresionante y vanguardista Museo de Arte Contemporáneo situado en un Polígono Industrial, El Sequero (Agoncillo, La Rioja) junto a las instalaciones de la empresa en España. Encontrar en un entorno industrial, un espacio expositivo de estas características es tan sorprendente que incrementa el interés de la visita  si cabe. Después de varias horas me siento todavía impresionada por la magnitud del continente y  la belleza del contenido; además de los fondos propios del Museo, la exposición temporal de Arte Contemporáneo de la Abadía Benedictina Maria Laach, adquirida  por Würth, es sencillamente, maravillosa y, nos aporta una perspectiva de la riqueza creativa de los artistas alemanes contemporáneos que nos   reconforta  de otras influencias que también nos están llegando desde otros sectores del país germánico.


En resumen, que tal y como decía el soneto que se intercalaba entre las obras de Joisel, la felicidad de este mundo no requiere de mucho equipaje.