jueves, 1 de agosto de 2013

Una moderna máquina



Tras la muerte de papá, estoy reorganizando mi vida, mis cosas, mis papeles … En lo que era su habitación me he preparado una zona de trabajo, mi pequeño despacho, mi “habitación propia” a la manera de V. Woolf. Uno de los objetos que he traído ha sido mi vieja máquina de escribir, la he limpiado y comprobado con sorpresa dos cosas: primera que, engrasándola un poquito, podría volver a funcionar perfectamente, aunque no sé si mis dedos se reacostumbrarían a teclear con la fuerza con que se hacía entonces y, segunda, y más interesante, descubro que la tecla más sucia es la del signo de interrogación. Me regocijo pensando en la mecanógrafa adolescente y jovencita que preguntaba, que se preguntaba ... y que sigue preguntándose desde aquellos tiempos en los que se compró esta máquina de escribir marca Triumph, modelo Tippa, supermoderna para aquel año 1970 más o menos que debió ser cuando la adquirí.  Lo hice con las 3.000 pesetas que me dieron los padres de mi amiga Araceli, como compensación por la ayuda que durante todo el año de 5º de Bachillerato le presté, estudiando las Matemáticas juntas. Yo quería comprarme una bicicleta, mamá me presionó para que comprara la máquina y me apuntó a un curso de Mecanografía. Evidentemente, me quedé sin la bicicleta y con las ganas de tenerla para el resto de mi vida pero a cambio conseguí un dominio de las teclas que ahora me sirve para sonreir con los comentarios de algún chavalillo que, después de un rato observándome en obligado silencio desde la silla de sus penitencias particulares, se atreve a exclamar: ¡"Escribes sin mirar!"

domingo, 12 de mayo de 2013

Preguntas sin orden sobre el orden de las cosas

Domingo 12 de mayo por la tarde. C/ Alfonso I de Zaragoza
¿Por qué presumen de mayoría absoluta? ¿Estamos en un Estado policial? ¿Sabe que es una representante del pueblo y que a él se debe? ¿Tiene interés en saber qué quiere el pueblo? ¿Quién vive ahí que se siente tan amenazada? ¿Le damos miedo los ciudadanos? ¿Quién paga ese servicio continuado de seguridad? ¿Es otro complemento de los complementos de su sueldo? ¿Si no saben hacerse entender por qué no dimiten?

viernes, 5 de abril de 2013

Voceando sensaciones

Llevo mucho tiempo sin asomarme a esta ventana, tengo tantas abiertas, tanto ruido en el exterior y tanto jaleo en el interior que no llego. Sin embargo,  hoy tengo un motivo para volver a abrirla, mejor dicho, dos motivos. Dos vivencias recientes merecedoras de vocearse y de dejar patente que, en estos tiempos en los que proliferan los miserables que piensan que todo tiene un precio, el Arte es una vía de redención y felicidad para los que no necesitamos de tanto. Les diré más, hay experiencias que parece que nos acercan a eso que los místicos llaman "vida contemplativa" y que no sólo no tienen precio sino que además se nos ofrecen gratis. En mi caso, están ambas a mi  alcance en  tiempo y en espacio.

La primera, es la exposición del artista Éric Joisel en el Centro de Historias de Zaragoza, una muestra insólita tanto por la calidad estética de las obras expuestas como por la técnica utilizada que no es otra que la del viejo arte japonés del origami (papiroflexia) entendido de la manera más libre y creativa que se pueda imaginar, no en vano se le considera como "el mago del origami". Imprescindible (hasta el 2 de junio).



Museo Würth de La Rioja
La segunda, ha constituido un descubrimiento sensacional. Se trata del Museo Würth de La Rioja. Un impresionante y vanguardista Museo de Arte Contemporáneo situado en un Polígono Industrial, El Sequero (Agoncillo, La Rioja) junto a las instalaciones de la empresa en España. Encontrar en un entorno industrial, un espacio expositivo de estas características es tan sorprendente que incrementa el interés de la visita  si cabe. Después de varias horas me siento todavía impresionada por la magnitud del continente y  la belleza del contenido; además de los fondos propios del Museo, la exposición temporal de Arte Contemporáneo de la Abadía Benedictina Maria Laach, adquirida  por Würth, es sencillamente, maravillosa y, nos aporta una perspectiva de la riqueza creativa de los artistas alemanes contemporáneos que nos   reconforta  de otras influencias que también nos están llegando desde otros sectores del país germánico.


En resumen, que tal y como decía el soneto que se intercalaba entre las obras de Joisel, la felicidad de este mundo no requiere de mucho equipaje.