sábado, 1 de mayo de 2010

Todo NO vale

Hace unos meses leí un libro que olvidé en cuanto llegué a la última página (salvando las distancias, casi parafraseo a Cervantes). Inicié la lectura más por obligación que por devoción porque se trataba de un exitoso título entre la juventud que ha sido reeditado ni sé en cuántas ocasiones y que se acaba de adaptar al cine. El argumento es: adolescente italiana de clase acomodada, acostumbrada a obtener todos sus caprichos, que “se encapricha”, valga la redundancia, de un tipo casado mucho mayor que ella, a quien conoce por casualidad. Él opone una ligera y razonable resistencia inicial pero, finalmente, acaba sucumbiendo (ya se sabe, la carne es débil) y … son felices y comen perdices. La historia es vieja y aparece en muchas obras literarias de incomparable calidad literaria con la de este título en cuestión, en el que lo más repugnante es la frivolidad con la que se narra el asunto y la resolución idílica, carente de cualquier consideración moral en cuanto a las consecuencias personales y sociales de una relación de este tipo; “un amor que vence las convenciones y prejuicios sociales”, dice la promoción del libro. Yo interpreto otro mensaje: oh!, el amor que todo lo justifica, todo vale, hoy tenemos derecho a todo, es del género tonto considerar si estamos haciendo lo correcto o no, la libertad personal está por encima de todo;… etc, etc. Mensajes, por otra parte, que invaden masivamente todo el entorno comercial y mediático dirigido a los jóvenes.

No quiero extenderme en el tema pero me he acordado de este penoso libro al hilo de la conmoción que ha generado en Zaragoza y en mi entorno la revelación de las presuntas relaciones entre un profesor de instituto y una alumna de quince años. Me pregunto si la niña lo habría leído o tal vez si lo hizo el profesor y encontró en esa lectura una consoladora justificación a las dudas morales que pudieran planteársele. Escribo con el consabido respeto a la presunción de inocencia. En cualquier caso, según lo que ha filtrado la prensa de las declaraciones de la joven y en el supuesto de que esté diciendo la verdad, tampoco tengo muy claro si se trataría de un delito pero sí de una actitud deplorable por parte del adulto o una solemne tontería o todo a la vez.

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