Un mes de vacaciones da para mucho.
En lo que a mí concierne, he recorrido medio mundo de Norte a Sur.
Comencé por mi tercera visita en lo que va de año hasta la fría y hermosa Suecia. Hacía tiempo que tenía el pasaje adquirido pero preferí esperar a iniciarlo manteniendo una dulce y tensa ansia porque sabía que lo iba a disfrutar con fruición. Las andanzas de un periodista honrado y una chiquilla sorprendente, genial y justiciera prometían mucho y no defraudaron. Lo peor es el vacío que queda en el horizonte cuando llegas a la última página ¿... y ahora qué?
Con cierto escepticismo por un cambio tan brusco de aires y gentes me embarqué en el Drommedaris con Jan Van Riebeeck de la mano de Dominique Lapierre rumbo hacia el extremo sur de África. El relato apasionado de los tres siglos y medio de epopeya e infamia que constituyen la historia de Sudáfrica atrapa y conmueve de principio a fin. Las tripas se revuelven con la mezcla de sentimientos: indignación por tanta injusticia; admiración por quienes se rebelaron contra ella; culpabilidad también por no haber sabido o querido conocer con mayor detalle muchas de las atrocidades descritas, ocurridas en un tiempo tan reciente; y respeto, un profundo respeto, por la inmensa valentía y generosidad de personas tan honorables como Nelson Mandela y Helen Liebermann.
¡Para que digan que los libros son caros!
En lo que a mí concierne, he recorrido medio mundo de Norte a Sur.
Comencé por mi tercera visita en lo que va de año hasta la fría y hermosa Suecia. Hacía tiempo que tenía el pasaje adquirido pero preferí esperar a iniciarlo manteniendo una dulce y tensa ansia porque sabía que lo iba a disfrutar con fruición. Las andanzas de un periodista honrado y una chiquilla sorprendente, genial y justiciera prometían mucho y no defraudaron. Lo peor es el vacío que queda en el horizonte cuando llegas a la última página ¿... y ahora qué?
Con cierto escepticismo por un cambio tan brusco de aires y gentes me embarqué en el Drommedaris con Jan Van Riebeeck de la mano de Dominique Lapierre rumbo hacia el extremo sur de África. El relato apasionado de los tres siglos y medio de epopeya e infamia que constituyen la historia de Sudáfrica atrapa y conmueve de principio a fin. Las tripas se revuelven con la mezcla de sentimientos: indignación por tanta injusticia; admiración por quienes se rebelaron contra ella; culpabilidad también por no haber sabido o querido conocer con mayor detalle muchas de las atrocidades descritas, ocurridas en un tiempo tan reciente; y respeto, un profundo respeto, por la inmensa valentía y generosidad de personas tan honorables como Nelson Mandela y Helen Liebermann.
¡Para que digan que los libros son caros!
Me ha encantado esta entrada.
ResponderEliminarAnoto sin falta la sugerencia del libro de Lapierre. Y sobre Sudáfrica te dejo aquí esta otra sugerencia, aclarando que no lo he leído, pero de lo que he leído de los que lo han idem y de lo que he escuchado, creo que estará bien:
http://www.seix-barral.es/fichalibro.asp?libro=1101