En cualquier caso, hemos conocido el asunto de golpe y porrazo tal y como he leído en uno de los cientos de ingeniosos comentarios en twitter y también nos informan de que su modélica familia, la que tiene como función principal representarnos en el mundo mundial, no tiene tiempo para acercarse al hospital donde rápidamente ha sido trasladado (supongo que a costa de todos los españolitos) y lo han operado. Su esposa está en Grecia celebrando la Pascua ortodoxa (¿no se había convertido?); su hija mayor no puede, pero no porque esté acompañando a su hijo menor y nieto mayor del otro en su convalecencia, fruto de (mire usted) otro accidente con armas de fuego, sino porque tenía obligación de presidir un rastrillo benéfico de gente rica; su otra hija está un poquito lejos para venir corriendo y además no está claro si la visita es deseable y el hijo menor y heredero debe andar ocupado (igual está en otro viaje privado y no nos hemos enterado).
En resumen, mucha sangre azulada, mucho glamour, mucha imagen… y mucha miseria vital. Y dadas las circunstancias y la fecha en las que se producen, el cuerpo me pide gritar: ¡Viva la República!
Por si alguien tiene ganas de vomitar, he encontrado unas imágenes de lo que es una cacería de elefantes:
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