Hace
un mes que Daniel Pennac visitó Zaragoza para presentar su último libro Diario
de un cuerpo. El acto constó en esencia de dos partes bien diferenciadas: una primera y
estimulante presentación del libro y del autor a cargo de Nieves Ibeas en su
faceta más genuina de profesora de francés y una segunda, menos convencional,
en la que Pennac más que hablar del libro, nos lo leyó.
Esto último en sentido
literal, pues efectivamente el escritor fue leyendo pequeños (y no tan
pequeños) fragmentos
de este diario, dando saltos en el tiempo a petición del público. Esta
intervención del autor con una dicción y
entonación magistral (ser maestro, como el sacerdocio, imprime
carácter aún cuando se ha dejado de ejercer ) fue sin duda la mejor de
las invitaciones
para la lectura de este diario de una vida. Pennac leía la versión
original en francés, y aunque a una se le escaparan
muchas expresiones, alcanzaba a entender el sentido y disfrutaba del
momento
(había un poco de trampa, pues la profesora Ibeas colaboraba leyendo
después la
traducción española).
Ahora,
cuando llego a la última página del libro y me limpio una lágrima que se derrama como
homenaje al protagonista, Mr. Anónimo, se me ocurre decir que el libro es sobre todo
conmovedor pero también crudo, exquisito, cómico, valiente, pudoroso, impúdico,
sincero, pesadumbroso, misterioso,
tierno, inteligente, amplio, incompleto, denso, ligero, alegre, triste, serio,
desvergonzado, elegante … todo a la vez y
todo a ratos tal y como corresponde
al relato de la vida de este hombre que se nos revela a través del
diario de su
cuerpo, con una fidelidad persistente a su propósito infantil a la vez
que lo traiciona repetidamente pues, aunque él no lo quiera, por los
poros de ese
cuerpo contado se le va colando el alma.
Si
alguna vez fuiste niño, o tal vez adolescente, si eres joven, si ya has entrado
en eso que llaman la madurez, si eres viejo o si tienes algún viejo a tu alrededor
… no puedes dejar de leer este diario. Y nada me gustaría más, tal y como
expresó el propio Daniel Pennac aquella tarde en Zaragoza, que hubiera una mujer
que le copiara y nos regalara un relato
análogo en femenino.
Muy amena tu nota sobre este autor y el cierre con esa recomendación, estaba buscando sobre este libro a raiz de una sugerencia de Valèrie Tasso en su Facebook y pensaba publicar la portada del libro en español ,pues es magnífica y agregar una reseña,por eso comencé a buscar y encontré tu artículo...Si me permites lo citaré con tu nombre e y el enlace al blog ,por cierto al que me he agregado como seguidora ,saludos cordiales ;Pat. voraxlectorablogspot.com.ar
ResponderEliminarHe visitado tu blog y será un honor. Seguiré tus andanzas desde mi ventana. Un saludo, Pilar C.
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